Queridos amigos,
Cuando el mundo cuelga, cada hora y cada minuto, en un flujo continuo de información, puedo invitarnos a todos «como creadores» a entrar en nuestra propia mirada, en nuestra propia realidad y en nuestra propia perspectiva de ¿un tiempo y de un cambio épico, de una conciencia y de una reflexión épicas, de una visión épica? Vivimos un período épico de la historia humana y los cambios profundos y masivos que experimentamos, en las relaciones entre los seres humanos, en las relaciones entre los demás y en las relaciones con los mundos no humanos, tienden a superar nuestra capacidad de comprender, articular y expresar.
No vivimos realmente en el ciclo de actualidad 24 horas/24, vivimos en las fronteras del tiempo. Los periódicos y medios de comunicación no tienen recursos y son incapaces de gestionar lo que experimentamos.
¿Dónde está el lenguaje? ¿Cuáles son los gestos y las imágenes que podrían permitirnos comprender los profundos cambios y las drásticas rupturas que vivimos? ¿Cómo transmitirnos el contenido inmediato de nuestras vidas, no como un artículo de prensa, sino como una experiencia vivida?
El teatro es la forma artística de la experiencia humana.
En un mundo sumergido en amplias campañas mediáticas, simulaciones de experiencia y previsiones espantosas como podemos ir más allá de la repetición interminable de las cifras para experimentar el carácter sagrado e infinito de una vida singular, de un ecosistema particular, de ¿una amistad, de la calidad de la luz en un cielo extraño?
Dos años de COVID-19 han oscurecido las percepciones de los humanos, reducido sus vidas y roto sus vínculos, relegándonos a un extraño punto cero de la existencia encarnada y conectada.
¿Qué semillas deben plantarse y replantarse a lo largo de estos años? ¿Qué especies invasoras deben eliminarse completamente y definitivamente? Muchas personas están en la brecha. Tantos actos de violencia estallan de forma irracional o inesperada. Tantas estructuras establecidas han resultado ser agentes de una implacable crueldad.
¿Dónde están nuestras ceremonias de conmemoración? ¿Qué debemos recordar? ¿Cuáles son los rituales que nos permitirían finalmente volver a imaginar y empezar a andar por caminos que todavía no hemos explorado?
El teatro de la visión épica, del sentido, de la reparación y del cuidado necesita nuevos rituales. No necesitamos ser divertidos. Necesitamos unirnos. Debemos compartir el espacio y fomentar los espacios compartidos. Necesitamos sitios de escucha profunda e igualdad que estén protegidos.
El teatro es la creación en la tierra de un espacio de igualdad entre los humanos, los dioses, las plantas, los animales, las gotas de lluvia, las lágrimas y la regeneración. Este espacio de igualdad y escucha profunda está iluminado por una belleza oculta que se mantiene viva por interacciones abisales entre peligro, ecuanimidad, sabiduría, acción y paciencia.
En el Sutra de la ornamentación florecida , Buda identifica diez formas de gran paciencia en la vida humana. Una de las más activas se llama «Paciencia para percibirlo todo como un espejismo». El teatro siempre ha presentado la vida en este mundo, como parecido a un espejismo. Siempre nos ha permitido, por su claridad y fuerza liberadoras, ver más allá de las ilusiones, de la arrogancia, de la ceguera y de la negatividad humana.
Estamos tan seguros de lo que estamos mirando y cómo lo estamos mirando que somos incapaces de ver y sentir realidades alternativas, nuevas posibilidades, planteamientos originales, relaciones invisibles y vínculos intemporales.
Vivimos un momento de profunda revitalización de nuestros espíritus, de nuestras percepciones y de nuestras imaginaciones, de nuestras historias y de nuestros futuros. Esta tarea no la pueden realizar personas aisladas que actúan solas. Es un trabajo que debemos hacer juntos; el teatro es la invitación para realizar este trabajo juntos.
Muchas gracias por todo su trabajo.
Peter Sellars, USA
Director de Teatro y Opera. Director de Festivales
